Nuestro cliente, un joven de 20 años que padecía síndrome de Asperger, se encontraba con un grupo de amigos en el parking de un centro comercial simulando un “motorcross”. El motor de su automóvil fallaba con frecuencia y lo hizo muchas veces cuando la policía ingresó al estacionamiento. La policía pensó que había disparado un arma, por lo que lo sacaron a rastras de su automóvil, lo golpearon y lo patearon. A pesar de que se dieron cuenta de que no tenía un arma, y que de hecho era su auto el que hacía el ruido, lo retuvieron por más de una hora y lo liberaron con múltiples multas. Debido a la violenta golpiza, nuestro cliente sufrió múltiples lesiones, incluida una conmoción cerebral y dos lesiones en el disco lumbar que causarán daños permanentes en la columna. La ciudad le ofreció a nuestro cliente $150,000, lo que dijimos que era inaceptable. Llevamos el caso a juicio y el jurado otorgó a nuestro cliente $2.3 millones.

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